lunes, 17 de agosto de 2009

Me fui a comer con mi amiga Paty a 'El 10', restaurante argentino, humildito y carismático...

Mi amiga Paty, a la que le encanta viajar, se fue a Las Vegas en Semana Santa. Como no nos habíamos visto para que me platicara su aventura, nos fuimos a comer a “El 10”, un restaurante argentino, humildito y carismático.

No hay nada como ir a comer a los lugares de centros comerciales entre semana porque, ya lo tengo bien comprobado, los fines de semana son de familias con peques y ese ya no es mi caso ni el de mis amigas del “club”. Y he de aclarar que no sólo es de divorciadas, sino de mujeres libres e independientes que no tenemos el yugo de un hombre.... pero, paradójicamente siempre queremos uno, que reúna los requisitos, claro. Bueno, ya en el lugar ordenamos al centro un queso provoleta “El 10”, que viene con tocino, jitomate y rajas. Es una porción bastante generosa y deliciosa, pues lo sirven doradito por fuera y gratinado por dentro. Ya habíamos pedido el jugo de carne porque a las dos se nos antojó muchísimo y fuimos afortunadas al ordenarlo, estaba espesito, con aceite de oliva, tabasco, maggy y chilito y cebolla picados... ¡qué rico!

Mientras nos traían el Bife de chorizo que íbamos a compartir porque nos pareció que la porción era bastante generosa, Paty me contó lo que le pasó en su viaje. De pronto abrió los ojos y su gesticulación se volvió tal como si reviviera el momento más incómodo de su vida. Resulta que al hacer el check in en la línea aérea, documentan a ella y a una de sus amigas y cuando están por registrar a la tercera, el chico se va del lugar con su pasaporte. -Ya de por sí eso era estresante amiga -dijo Paty-, pensamos que tal vez Lucre tenía algún problema.

Pero resulta que regresa al mostrador con el encargado en turno, y nos dice con tal desenfado que Lucre no puede ir porque pesa mucho. -¿Qué? -le dije casi atragantándome con la carne que acababa de llegar a la mesa. -Le dijo gorda? –No amiga, el hombre argumentó que por el calor se necesitaba mas turbosina y ya no entraría al vuelo ni un alfiler y que Lucre nada más no cabía. Yo me enojé mucho porque en otra ocasión me había pasado lo mismo, y le dije “pues nos vamos las tres y lleven las maletas en otro vuelo”.

Finalmente nos tuvimos qué conformar con irnos cuatro horas más tarde. Mira amiga -le dije-, cosas así suceden, yo trato en esos casos de pensar que “todo pasa por algo”, y así te ahorras el enojo. Mejor vamos a pedir un postre aunque estemos llenas. Con eso relajó el entrecejo. De sus sugerencias se nos antojó el panqueque de dulce y plátano que nos encantó con los cafés americanos de rigor. Fuera del drama de Paty y su viaje a Las Vegas, “El 10” estuvo de 20. Es un hermanito menor del de la Condesa, apenas con seis meses de edad, pero con empuje para durar muchos años.

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