lunes, 17 de agosto de 2009

Comida asiática...

No sé si les pase a ustedes, pero cuando tenemos ganas de algo “ligero”, se nos antoja comida asiática. Esta vez salí con mis amigas Diana y Carla.

Aunque en la zona hay japoneses o chinos, nosotras hace tiempo que visitábamos con cierta frecuencia el “Asia” del Centro Comercial Santa Fe, y decidimos volver a visitarlo.

Nos estacionamos en el tercer nivel, así que tuvimos que subir las escaleras que están justo junto al Kidzania antes La Ciudad de los Niños… ¡Qué horror!, la fila era larguísima con papás y mamás llevando a sus chicos a pasar una tarde de diversión. Afortunadamente, —pensé—, ya pasé por esa etapa. Hay que tener energía, paciencia, tolerancia, tiempo y tantas cosas más, por eso yo tuve a mis hijos muy joven.

En fin, ya que llegamos al “Asia”, vimos que algunas mesas estaban ocupadas, pero no estaba el lugar abarrotado. Seguimos a nuestro anfitrión y nos sentó justo al lado de dos mesas en donde había niños.

Bueno, no es que me haya hecho una amargada, la verdad adoro a mis pequeñas sobrinas; pero si ven que somos tres mujeres adultas solas, para qué nos sientan junto a las grandes familias que llevan a sus peques... como que no es lo más correcto.

Pedimos un clamato preparado y unos refrescos, Luego, al centro, los Dumplings Asia, que son de camarón con queso crema y chipotle y unos egg rolls de verduras de la huerta.

Las dos entradas nos gustaron mucho. Si por mí fuera, hubiera comido puros dumplings, estaban muy sabrosos y originales con el toque de chipotle, y los egg rolls con su pasta crujiente y sabrosa, te decían que estaban hechos en su cocina con receta original.

Ordenamos un Chen Pi, pollo en salsa picosa agridulce de naranja, cebolla verde y chile y un Hunan, que es el tradicional pollo crujiente con salsa dulce de soya y ajonjolí y aunque se nos antojaban los Noodles con Chowmain, decidimos compartir sólo esos dos al centro, acompañados de un arroz blanco, porque recuerden que queríamos algo ligero y sus porciones son generosas.

Como que a Diana le urge tener un sobrinito o de a tiro conseguirse una pareja y tener un hijo, ya que se la pasó coqueteando con el pequeño que estaba a mi espalda. El, se retorcía con una sonrisa, como con pena, y cuando el papá se dio cuenta, nos dijo —desde chiquito sabe a dónde mirar, en donde están las mujeres guapas—.

Bueno..., eso fue mejor que el postre, pero pronto llegó la gran Isla con fresas y crema de vainilla envinada, nuestros capuchinos. Cuando salíamos del “Asia”, Carla se fija en el carrito de postres que estaba en una mesa y nos dice, -miren, es la tarta de Mamey, la que nos faltó. Tendremos que regresar aunque sea sólo para disfrutar de una rebanada.

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